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LOS ACTORES

DUVAL
Belén Arce
BAUDELAIRE
Alberta Jaraquemada
NARRADOR - LATIDO 1
Andrea Muñoz Martín
NARRADOR - LATIDO 1
Andrea Muñoz Martín
NARRADOR - LATIDO 1
Andrea Muñoz Martín
NARRADOR - LATIDO 1
Andrea Muñoz Martín
NARRADOR - LATIDO 1
Andrea Muñoz Martín
NARRADOR - LATIDO 1
Andrea Muñoz Martín

LOS PERSONAJES

HISTORIADOR

El papel del historiador nos guía por toda la obra. Da una entrada para comenzar a entender la interpretación de la escena y nos cuenta la historia de Duval y Baudelaire. Al final, nos descubre el desenlace, tras lo cual, finaliza la obra.

DUVAL

Jeanne Duval, amor de juventud de Charles Baudelaire, inspiró varios poemas de su famosa Obra 'las Flores del Mal'. Duval es incapaz de superar la pérdida de su gran amor, Baudelaire, y cae en la locura absoluta y es presa de la oscuridad más terrible.

BAUDELAIRE

Charles Baudelaire es autor de la obra 'Las Flores del mal, poeta francés considerado el padre de la poesía moderna. Duval es su musa, acaba enamorado de ella y tras contagiarse de sífilis, muere. Antes de morir, Baudelaire sufrirá unos terribles tormentos, que luego revivirá Duval en su persona.

LATIDOS

Los latidos del corazón de Duval, representados por el coro, irrumpirán en la escena para representar los ataques de locura que ésta sufrirá a lo largo de la obra. Los Latidos comienzan a alzar las flores del mal, que brotan del suelo, acentuando la combinación de objetividad y simbolismo interiorista.

LATIDO DULCE

El Latido Dulce, como símbolo de luz y esperanza se reencarna en este personaje, para intentar sacar a Duval del abismo en el que se encuentra sumida, tratando de marchitar las flores del Mal de su corazón.

FURIAS

Las Furias irán representando la angustia y los remordimientos que van a hacer que Duval caiga en un estado de desánimo, hasta que las flores del mal, crezcan paulatinamente y sin descanso en su alma.

SINOPSIS

La historia parte de un hipotético reencuentro entre el poeta Charles Baudelaire (autor de "Les Fleurs du Mal", libro con el que revolucionó la literatura hasta tal punto que se le considera el padre de la poesía moderna) y Jeanne Duval, amor de su juventud, que le inspiró varios poemas de dicha obra.

Un Historiador nos introduce en el drama: "Esta historia nos sumerge en los enigmas desvelados de un amor eterno y sin final…", tras lo cual se retira y se nos muestra a un Baudelaire en su lecho de muerte debido a los efectos de la sífilis, enfermedad que Duval le contagió en su juventud.

Pronto culmina la inminente y dolorosa muerte del escritor, y ella, incapaz de soportar su pérdida tras el reavivamiento de su mutuo amor, se vuelve hacia la oscuridad, con la que intenta llenar el vacío abismal que se ha formado en su alma.

El cuerpo inerte de Baudelaire es sacado de allí por unos hombres, mientras Duval rechaza las palabras entrometidas de tres mujeres. Al principio trata vanamente de hacer como si no hubiera pasado nada, pero echa de menos a Baudelaire, entonces lee uno de sus poemas, y, sin poder dejar de pensar en él, la angustia va haciendo decaer su estado anímico hasta que los Latidos de su corazón, representados por el coro, irrumpen en escena (primer episodio fuerte de locura). Duval, sufrirá los insoportables tormentos por los que pasó Baudelaire y de los que dejó constancia en el libro "Las flores del mal". Se hace hincapié en el dolor de la protagonista, anunciando que las Flores del Mal, en efecto, van a crecer paulatinamente dentro de su alma. Los Latidos comienzan a alzar Flores del Mal que brotan del suelo (acentuando la antes señalada combinación de objetividad y simbolismo interiorista). Sin embargo, no sólo la oscuridad irrumpía en el corazón de Duval, un Latido dulce como símbolo de luz y esperanza se reencarna en la figura de Duval.

En este momento regresa el Historiador para mantener la historia en su cauce.

Tras volver a marcharse el Historiador, se adelantan tres Latidos dominantes, que no son sino las tres Furias de la mitología griega (referencia al simbolismo de la obra de Baudelaire). Éstas tratan de embaucar a la mujer, pero, al resistirse ella, ponen a varios latidos en su persecución y, tras atraparla, la dejan sumida en la oscuridad entre las Flores del Mal.

Presa de un miedo indeterminado, se acelera su caída en la locura hasta que queda sumida por completo en una siniestra demencia, la cual es un mecanismo inconsciente para evadirse de una realidad que no es capaz de afrontar.

En medio de tal desvarío, cree ser partícipe de una mascarada en la que sus propios latidos son los invitados.

Pero en medio de esa alegría artificial y falsa, el omnipresente recuerdo de su amado regresa a su mente, bajo la imaginada aparición de su fantasma, que la acosa hasta devolverla a su estado de desesperación, momento en que vuelve a esfumarse de allí.

Un Latido de esperanza se adelanta y trata de animarla y devolverle las ganas de vivir.

Sin embargo, sus denodados esfuerzos son en balde, pues poco después las Furias logran atraparlo y convertirle en un Latido corrompido más (de esta manera queda simbolizada la muerte del último aliento de esperanza de Duval), como indica ahora el Historiador en una última aparición.

Rebelándose contra el destino, incapaz de cambiarlo, acariciando del Flores del Mal, arrojándolas, cada vez más desquiciada Duval cae en picado en una vorágine de autodestrucción hasta que cae dormida.

Sueña con un inexistente hijo con Baudelaire, que encuentra entre las Flores del Mal, mas éste aparece, con las Furias como séquito, y se lo arrebata para devolverlo al lugar de donde lo recogió.

Ella se pierde entre sus latidos y, atormentada por el horror, despierta al fin.

La idea del suicidio comienza a pasearse por su mente. Vuelve a imaginar una aparición de Baudelaire, tras cuyo desvanecimiento se dirige al centro de las Flores del Mal, que han seguido creciendo a lo largo de los acontecimientos, y finalmente decide suicidarse para poner fin a su desgracia.

Tras un estallido emocional de sus Latidos, se clava un cuchillo y muere entre las Flores del Mal.

Al poco despierta como un alma en pena y ve que ni siquiera morir la librará de su eterna agonía.

Pero entonces aparece otra alma en pena, la del propio Baudelaire, con lo que el imposible reencuentro se hace realidad.

Unidos de nuevo, con un amor consumado con la muerte, comprenden que en su mutua compañía el mismo Infierno mutaría en Cielo, y se marchan, juntos, vagando por el reino de la muerte para siempre."

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